domingo, 16 de diciembre de 2012

RECORRAMOS Y HABLEMOS DE GALERÍAS


Después de encontrar en el diario amarillista pistas claves para seguir profundizando en nuestro tema de investigación, encontramos en el gremio de taxistas la oportunidad de adentrarnos a ciertos lugares que si bien con anterioridad estaban estigmatizados por ser inseguros, los hechos enunciados en el diario nos lo reafirmaba.

El taxi, un vehículo de color amarillo como en la mayoría de las ciudades y puesto al servicio de la población tiene la facultad y las licencias necesarias para adentrarse en todo tipo de lugares sin ser objeto de molestia para quienes lo habitan. Decidimos tomar uno de estos vehículos a la media noche y adentrarnos a conocer las tres principales galerías de nuestra ciudad. Mientras recorríamos estos lugares, compartíamos experiencias con el conductor y también su opinión sobre las galerías, para después culminar la jornada acompañándolo al lugar donde haría limpieza de su herramienta de trabajo (el taxi). Encontramos en este lugar un grupo de personas, la mayoría de ellos hombres compañeros de nuestro conductor quienes después de un particular saludo, compartieron sus experiencias nocturnas con nosotros, mientras lo hacían pudimos notar que aquel diario que analizamos en una primera instancia estaba muy presente en este gremio transportador, en el cual algunos conductores identificaban plenamente víctimas de asesinatos por ser personajes populares en el barrio en el que vivían, la mayoría de estos eran o son delincuentes los cuales reconocieron los taxistas.

Mientras degustábamos unas deliciosas empanaditas con ají, esto fue lo que nos compartieron:


Conductor y su experiencia by Naufragos de la noche

Audio1 by Naufragos de la noche

Audio2 by Naufragos de la noche

EL DIARIO SENSACIONALISTA Y EL ESTIGMA DEL MIEDO


Cuando iniciamos este proyecto pesaba la inquietud de conocer la manera en cómo se generaban estigmas en ciertos lugares de la ciudad. Barrios, esquinas y calles sobre los cuales pesa el karma del sector peligroso; intransitable. La mañana de un viernes de mercado mientras buscábamos motivos para escribir y producir sobre nuestro proyecto, se nos acercó un personaje de uniforme amarillo vendiéndonos un periódico de la ciudad (a sólo 1000 pesitos). El titular de color rojo encendido: “Candela a diestra y siniestra” acompañado de la fotografía de las calles donde ocurrieron los sucesos y las fotos de los personajes implicados nos llamaron la atención,  sobretodo porque el barrio del que se hablaba estaba a pocas cuadras del lugar donde estábamos. En ese momento nuestro único conocimiento del sector se había convertido en la noticia del diario, esto nos hizo caer en cuenta de que este medio es para muchos la única representación de estos lugares y que gran parte del estigma que cargan se debe al tratamiento de la noticia.

Así que decidimos visitar el archivo del periódico para encontrar noticias que diagnosticaran la presencia de inseguridad en la ciudad y verificar cómo mediante la imagen se condensa elementos que estigmatizan lugares en específico.  En primer lugar encontramos el constante uso de expresiones fuertes y populares en los titulares (Asesinaron a “Cacha”, Dos “pepazos” en la cabeza, A sangre fría, Lo mataron frente a su casa, “Chatarra” lo mató.) que nos remiten al lenguaje que usamos comúnmente en la calle y hacen que la noticia sea un hecho propio del diario vivir, de los espacios habitados.

Por otro lado el tratamiento de la imagen en el diario amarillista es una representación alegórica de la realidad, con montajes de cuerpos, flechas y figuras que tienen la intención de señalar el lugar de los hechos pero cuya composición y calidad no son coherentes con la realidad. La esquina, la calle o el barrio son protagonistas, con la intención de generar la sensación de ser un diario que esta pendiente de la gente y su entorno. El recurso preferido para enfatizar en la víctima es el retrato fotográfico, como ese testimonio documental de la autenticidad de la persona.








lunes, 10 de diciembre de 2012

NOCHE, CARNE Y PECADO


En esta ciudad blanca, de farolitos coloniales, calles destrozadas y estrechas, tejados mohosientos y en ruinas; cada fin de jornada, al caer la noche, se da inicio a la creación de fisuras y remiendos “inmorales”, la emancipación de carne y pecado afloran en la sociedad morronga que la habita.

Las esquinas y portones de almacenes, se convierten en negocios pasajeros de putas, expendedores de droga y travestis, aquí no cuenta el horario, importa es el cliente, las ganas y el dinero, no discrimina por estatus, ni como trae el cuello.

Esta realidad que avergüenza y es digna de esconderse, que en ocasiones es despiadada y necesaria para muchos, la noche logra hacer buscarla por deseo.


AQUÍ PASA PRIMERO EL QUE SAQUE LA CABEZA.


Aquí, todo marcha a un solo ritmo, este espacio no está provisto de novatos, para moverse  entre las carnes y cuchillos puntiagudos, chorizos y juguetes claustrofóbicos enterrados  en canastas, bultos de papa y naranjas aplastadas, cantidad de ropa suspendida en cielorasos  y perros callejeros, hay que tener talento.

Se necesita más que buen olfato para distinguir sudores, algunos son de ajo o cebolla, otros ni se sabe, se combinan y trasmiten rápidamente entre las personas que se  rozan unas a otras abriéndose un lugar entre tanta multitud, la reglamentación ciudadana entre  formas de moverse esta olvidada.

AQUÍ PASA  PRIMERO  EL QUE SAQUE LA CABEZA.  


LUGAR INHABITADO


La noche: un asadero de pollo con olor a muerto, una  esquina pasarela de putas y ladrones, un lugar pretexto para el  alcohol y sus drogas, un nido hirviente  de basura mal oliente,  el espacio predilecto  de algunos carniceros y sus pieles,  una caravana de rejas y candados, un lugar inhabitado, inexistente ante las cámaras  vigilantes (tal vez averiadas), el  espejo de un callejón oscuro que da origen al  titular matutino de un diario amarillista, el mismo diario que  envuelve un aguacate, que limpia vidrios y  protege porcelanas, hoy mantiene vivo el hecho de un crimen cometido en  un espacio.

Un  náufrago sumergido en la noche, en el laberinto de calles y esquinas, en ese cadáver seductor y amenazante de la ciudad que nos ahoga, nos sumerge, nos aplasta, nos hace naufragar.